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Desde épocas  remotas ya había  la noción del rol de las lombrices. Ya hace más de tres mil años Antes de Cristo la civilización de los Sumerios, conocidos por sus adelantos agrícolas y de ser uno de los primeros pueblos en dejar de ser nómadas y que le dieron importancia a las lombrices.  Establecían la calidad de los suelos de cultivo sobre la base de la densidad de lombrices que encontraban al excavar un hueco en la tierra.

LAS LOMBRICES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Guillermo H. Hudson - el naturalista y escritor argentino contaba que los jardineros ingleses de la época victoriana culpaban a las lombrices por sus plantas atacadas. Incluso habían diseñado una palita especial para extraerlas. Probablemente la causa de este error de apreciación se debiera a que las lombrices suelen ser abundantes alrededor de las raíces de algunas plantas. Están allí para ingerir sustancias tales como azúcares, vitaminas, enzimas y minerales, segregados por las raíces y las bacterias que viven próximas a ellas.

 

El cultivo de las lombrices  nació y se desarrollo en Norteamérica, al comenzar al criarlas  en un ataúd  Hugo Carter, (1947) 25 años después, tenía la capacidad de suministrar  a las tiendas de caza y pesca 15 millones de lombrices al año, de esta forma la lombricultura se fue difundiendo en Europa, Asia y América, Rigui, 1979, la estudio en Argentina y Brasil, en 1984-1989.
Colombia menciona el uso de las lombrices de tierra y en 1991 introdujo el hibrido Ersenia, foetida sav,  conocida como lombriz roja californiana.
Legall (1993) menciona la lombricultura en Nicaragua y en estos años se introdujo al resto de los países de Centro de América, como una alternativa para el reciclaje de grandes masas de desechos orgánicos.


 

La necesidad de poder administrar este espléndido recurso que es la lombriz, llevó a Thomas Barret en 1930 a iniciar un proceso de domesticación que luego de 16 años de trabajo le permitió criarla en cautiverio y en densidades aceptables.

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